Llevar la ayuda humanitaria, como puede ser la distribución de alimentos, la puesta en marcha de un programa de educación o la prestación de servicios médicos, a las personas atrapadas en zonas de guerra o afectadas por una violencia extrema significa que el personal humanitario debe enfrentarse a la difícil tarea de llegar a un acuerdo con distintas contrapartes.
Quienes brindan ayuda humanitaria necesitan, por ejemplo, cruzar puestos de control, llegar a un acuerdo con los líderes de las partes contrincantes sobre las condiciones de entrada en su territorio, llegar a un acuerdo con las autoridades locales sobre los términos de la intervención humanitaria o asegurarse de que los convoyes humanitarios no sean atacados.
Para conseguirlo, el personal humanitario debe negociar a diferentes niveles. Por ejemplo, pueden hacerlo a un nivel superior, como con jefes de Estado, ministros, generales del ejército, gobernadores; pero también a un nivel inferior, con soldados en un puesto de control, líderes de las milicias locales, dirigentes comunitarios, líderes religiosos, cabezas de familia o incluso las propias personas a las que intentan ayudar.
En este tipo de negociaciones, el personal humanitario tiene que asegurarse de que se respeten los principios humanitarios en la medida de lo posible, de que sus acciones sean sin daño, y de que la ayuda no se desvíe. A veces, también tienen que recordar a las partes del conflicto sus obligaciones de proteger a la población civil durante los combates.
La mayoría de las veces, la responsabilidad de un negociación humanitaria no recae en una sola persona. Cada profesional que se encuentre en el terreno debe negociar en algún momento u otro. Por ejemplo, quienes trabajan como representantes del país suelen negociar las condiciones para que una organización opere en cierto contexto; el personal técnico, las modalidades de construcción de un hospital de campaña; y los conductores, si se les detiene en un punto de control y sólo se les permite el paso a cambio de suministros u otros bienes. Las negociaciones decisivas, en cambio, suelen ser llevadas a cabo por una persona con el apoyo de un equipo, así como por altos mandos que determinan las políticas y los objetivos institucionales.
¿Qué es la negociación humanitaria?
La negociación humanitaria puede definirse como la interacción entre una organización humanitaria y sus contrapartes con el fin de:
- establecer y mantener la presencia de la organización en entornos de crisis (conflictos, catástrofes, flujos migratorios, epidemias...)
- garantizar el acceso humanitario a las personas en situaciones de crisis, y
- prestar ayuda humanitaria y realizar actividades de protección.
Las negociaciones humanitarias tienen un componente relacional, centrado en forjar una relación continua de confianza con las contrapartes, y un componente transaccional, centrado en establecer y acordar las condiciones y la logística de las operaciones humanitarias.
Las negociaciones humanitarias son diferentes de las negociaciones políticas o de pacificación, que suelen llevar a cabo mediadores o diplomáticos. Su objetivo no es influir en las posiciones políticas o diplomáticas, sino garantizar que los organismos humanitarios tengan acceso a las personas necesitadas para prestarles asistencia humanitaria y protección.
Las negociaciones humanitarias también se caracterizan por su naturaleza relacional. Hoy en día, la mayoría de las crisis humanitarias se prolongan durante mucho tiempo. Por esta razón, las organizaciones humanitarias trabajan para construir una relación de confianza duradera con sus homólogos a fin de obtener y mantener el acceso a las personas necesitadas.
No obstante, las negociaciones humanitarias, los esfuerzos diplomáticos humanitarios y las conversaciones para la consolidación de la paz están estrechamente relacionados y pueden influirse mutuamente, como explicamos en este blog sobre el papel que desempeñan en la diplomacia humanitaria las personas que llevan a cabo negociaciones humanitarias.
Otra particularidad de las negociaciones humanitarias es que se llevan a cabo conforme a los principios humanitarios fundamentales:
- Humanidad: la creencia de que el sufrimiento humano debe abordarse allí donde se encuentre,
- Imparcialidad: la creencia de que la asistencia debe prestarse únicamente en función de la necesidad, dando prioridad a los casos más urgentes sin distinción,
- Neutralidad: la creencia de que las organizaciones deben abstenerse de tomar partido en las hostilidades, y
- Independencia: la creencia de que la asistencia debe ser autónoma de los objetivos políticos, económicos, militares o de otro tipo.
Estos principios fundamentales fueron establecidos por primera vez por la Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja y posteriormente reafirmados en resoluciones de la Asamblea General de la ONU y consagrados en numerosas normas y directrices humanitarias.
Un delicado equilibrio entre principios y práctica
El derecho internacional humanitario, también conocido como las "reglas de la guerra", impone obligaciones a los Estados y a los actores no estatales durante los conflictos armados; por ejemplo, el imperativo de no atacar a la población civil ni a los hospitales y de garantizar el acceso a las organizaciones humanitarias. En realidad, los actores involucrados en el conflicto a menudo no respetan estas leyes y hacen caso omiso de sus obligaciones, con lo cual la población civil sufre las consecuencias.
Para garantizar que la ayuda humanitaria llegue a quienes la necesitan, el personal humanitario trabaja para entablar el diálogo y crear una relación de confianza con las autoridades, los grupos armados o las comunidades locales. Para ello, deben permanecer neutrales e imparciales y dar prioridad a quienes más necesiten ayuda, sin discriminación alguna.
Garantizar el respeto de los principios humanitarios no es sencillo. Mientras trabajan para llegar a un acuerdo con sus contrapartes, quienes negocian suelen luchar contra el tiempo: una negociación retrasada o fallida puede significar más muertes y sufrimiento para las personas afectadas por el conflicto.
El personal que negocia se enfrenta a complejos dilemas éticos al tener que encontrar un equilibrio entre llegar a quienes necesitan ayuda y mantenerse fieles a los principios humanitarios y al mandato de su organización. Deben establecer líneas rojas y definir claramente hasta qué punto están dispuestos a hacer una concesión; no hacerlo puede erosionar la confianza en la organización, no sólo con sus contrapartes, sino también entre los socios, los donantes y las comunidades. Estas decisiones difíciles pueden servir para presionar a quienes negocian, que ya operan en un entorno complejo y peligroso y a menudo viven las consecuencias del propio conflicto.
Estas difíciles decisiones pueden utilizarse para presionar a los negociadores, que ya operan en un entorno complejo y peligroso y a menudo se ven afectados ellos mismos por el conflicto.
Debido al carácter delicado de las negociaciones y a los riesgos que implican, el personal humanitario suele necesitar apoyo, oportunidades de aprendizaje para perfeccionar sus habilidades y, a veces, también asesoramiento.
¿Cómo apoya el Centro de Competencias de Negociación Humanitaria (CCHN) al personal humanitario?
Los orígenes del Centro de Competencia en Negociación Humanitaria (CCHN) se remontan a noviembre de 2014, cuando 25 profesionales humanitarios experimentados que trabajaban para el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) se reunieron en Naivasha (Kenia) para debatir sobre sus retos en la negociación sobre el terreno.
Durante la reunión, reflexionaron sobre sus experiencias compartidas trabajando en el terreno y sobre las mejores prácticas que encontraron para superar los retos relacionados con las negociaciones humanitarias. Recogiendo sus experiencias, crearon un modelo de negociación, denominado la "matriz de Naivasha". Este modelo —que constituye el marco de referencia de los talleres del CCHN— ayuda al personal humanitario a preparar sistemáticamente las negociaciones que llevan a cabo y a conseguir mejores resultados, así como a observar y evaluar los procesos de negociación anteriores. El modelo funciona como un mapa para planificar las funciones, tareas y responsabilidades de todo el equipo de negociación.
Tras esta reflexión, el CCHN se fundó oficialmente en 2016 como una iniciativa conjunta de cinco organismos humanitarios: el Centro para el Diálogo Humanitario, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Médicos Sin Fronteras Suiza (MSF), el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), y el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA).
La misión del CCHN es fomentar una comunidad de profesionales que conducen negociaciones humanitarias, promover la reflexión crítica y las oportunidades de aprendizaje entre el personal humanitario, y desarrollar un marco analítico más sólido y capacidades para mejorar las prácticas de negociación.
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