
Parvathy Ramaswami durante su misión en Sierra Leona en 2015 (Foto: Parvathy Ramaswami)
En esta ocasión, nuestra conversación con mujeres negociadoras con destacadas carreras humanitarias nos llevó a Afganistán, donde tuvimos el placer de hablar con Parvathy Ramaswami, Coordinadora Humanitaria en funciones y Directora Adjunta de País del PMA en Afganistán. La conversación se centró en cómo las habilidades lingüísticas y culturales, así como un equipo unido, pueden ser un factor esencial para ganar legitimidad frente a contraparte.
Parvathy estudió comunicación de masas tras su primer máster y empezó su carrera como investigadora asociada visitando zonas rurales de los alrededores de Nueva Delhi y el estado de Haryana. Tras terminar sus estudios universitarios, trabajó en algunos proyectos de UNICEF y viajó a distintas partes de la India, una labor que la fascinó. Esta experiencia la motivó y la inspiró para seguir trabajando en el sector de la ayuda al desarrollo, y cuando surgió la oportunidad de trabajar en una empresa consultora del sector privado que ofrecía asesoramiento en materia de desarrollo a organizaciones gubernamentales, no gubernamentales e internacionales, no dudó en aceptar la oferta.
Unirse al PMA era el siguiente paso lógico, así que eso es lo que hizo en 1996. Pronto empezó a trabajar en respuesta a catástrofes y otros proyectos humanitarios en todo el mundo. En agosto de 2019, se trasladó a Afganistán. Hoy trabaja como coordinadora humanitaria responsable. Esto significa que ahora se ocupa de las cuestiones de acceso que afectan a toda la comunidad humanitaria en Afganistán, no solo al PMA.
El valor de hablar una lengua local
Parvathy no cree que ser mujer le haya planteado ningún reto a la hora de negociar, cree que hablar el idioma local y ser consciente de respetar las normas culturales locales siempre han sido factores más importantes en la relación con sus homólogos que su género. Lo único que ha notado es que a veces sus homólogos no la miran a los ojos. "Pero nunca he tenido la sensación de que no me escucharan o no tuvieran en cuenta mis argumentos. Creo que se dieron cuenta de que era muy persistente y tenaz, ya que volvía sobre el mismo punto cada 10 o 15 minutos durante la negociación. Tenían claro que no me rendía", subraya Parvathy.
Cree que lo que marca la diferencia es ser capaz de responder a cualquier pregunta de su contraparte . Y la confianza para hacerlo se basa en hechos y pruebas. Pero también señala que el comportamiento de un negociador y la forma en que muestra respeto a su contraparte son cruciales. Por ejemplo, en Afganistán es costumbre, cuando te encuentras con gente en un espacio público, cubrirse la cabeza y, cuando se está discutiendo, dejar que la gente termine de hablar.
También es esencial una comunicación transparente en la negociación, es decir, que no menosprecie a la gente. "Incluir a la población afectada en una respuesta de emergencia y consultarle sus necesidades marca una gran diferencia", dice Parvathy. Siempre se asegura de explicar qué es su organización y cuál es su objetivo. "El hecho de que la gente nos viera caminando por lugares con el agua hasta las rodillas y retirando la carga del PMA en las estaciones de ferrocarril durante la respuesta al ciclón en Odisha, hizo que la población local percibiera nuestro apoyo", añade Parvathy.
Y lo que es más importante, cree que hablar una lengua local le ha dado mayor acceso a las poblaciones vulnerables. Cuando trabajaba en Sri Lanka, hablar tamil le permitía tener una comunicación abierta y directa con la población afectada. Mencionó que la gente se acercaba a ella de forma natural y le hablaba de vivir en un ámbito controlado por los Tigres de Liberación de Eelam Tamil (LTTE).
Pero fue durante una negociación con un par de altos dirigentes talibanes en Afganistán cuando se dio cuenta de lo valioso que era su bagaje lingüístico y cultural. Cuando les dijo que había crecido en el norte de la India, los líderes talibanes empezaron a hablarle en urdu. "Hablamos de comida y de lo que me gustaba de Afganistán, como las granadas y los higos, o los frutos secos, como las badams (almendras). Para mí, esta conversación cambió el sabor de la interacción", explica Parvathy.
Por otra parte, hablar un idioma local también indica a su contraparte que mantiene los ojos y los oídos abiertos. Esto significa que su contraparte podría valorar de forma diferente su posición de poder en la negociación, o que será más comprensiva con ellos. En su opinión, establecer una buena relación es muy diferente cuando se conversa en una lengua local con el contraparte.

Parvathy Ramaswami con el personal femenino del PMA en Afganistán en 2018. (Foto: Parvathy Ramaswami)
Un frente unido
Según la experiencia de Parvathy, el contraparte se fijará en la fuerza del equipo en términos de lo que aporta a la mesa, es decir, el contenido, los principios y las líneas rojas. Y no tanto en el hecho de que estén negociando con una mujer.
Sin embargo, añadió, cuando los equipos están formados por hombres y mujeres, pero los miembros del equipo no valoran a las mujeres y a los hombres por igual, la otra parte puede darse cuenta y utilizarlo para socavar lo que dicen las mujeres del equipo.
"Por eso es muy importante aclarar el papel de cada miembro del equipo y nutrirse de los puntos fuertes de los demás, en lugar de competir. Es muy importante mostrar unidad, cohesión y equidad entre los miembros del equipo", destacó Parvathy.
Retribúyelo
La primera mentora de Parvathy fue su jefa en la consultoría de desarrollo. Le enseñó mucho a partir de su experiencia práctica trabajando para la Agencia Danesa de Desarrollo Internacional (DANIDA).
Pero no ha sido la única. A lo largo de su carrera, Parvathy ha conocido a muchas personas que han actuado como mentores para ella. Eran personas con las que podía intercambiar ideas, que le ofrecían opciones y nunca la juzgaban por sus opiniones, sino que le hacían preguntas que la hacían pensar de otra manera.
Parvathy siempre ha contado con ese tipo de apoyo, y en su trabajo con el PMA se ha esforzado por transmitir lo que ha aprendido a los jóvenes. "Mis mentores siempre me apoyaron, me permitieron aprender, y siempre fuimos transparentes, nunca ocultaron información, fuera positiva o negativa. Y, por supuesto, siempre me controlaban para ver cómo me sentía", explica Parvathy.
Mantener la mente abierta
"Lo que considero la cualidad más importante [en un humanitario] es la apertura de mente", afirma Parvathy. Su consejo para las jóvenes que empiezan en el campo humanitario y son enviadas a negociar en primera línea es escuchar. Para ella, ser capaz de entender diferentes perspectivas y no sacar conclusiones precipitadas es lo que hace a un buen humanitario.
Otro consejo que dio es: "No tengas miedo. Tus homólogos son seres humanos, como tú. Pueden hacer cosas con las que no estés de acuerdo, pero no debe haber ningún miedo", detalló Parvathy.
En general, Parvathy considera que la ayuda humanitaria es un ámbito de trabajo muy interesante. Sabe que puede ser difícil porque a menudo hay que improvisar y no siempre se puede estar preparado. "Hay muchos matices y emociones humanas. Esto es algo en lo que realmente tienes que crecer y descubrir ese lado de ti mismo. Los resultados llegan poco a poco", explica Parvathy.
La empatía y la humanidad son esenciales
"Creo que la falta de diversidad proviene de la forma en que contratamos a las personas. No se trata sólo de contratar a personas diversas, sino de contratar a personas que puedan adoptar puntos de vista diversos", subraya Parvathy. Para ella, las organizaciones pueden cumplir los requisitos teniendo el número adecuado de mujeres y hombres de diversas nacionalidades, pero eso no garantiza que la gente sea abierta y receptiva a perspectivas diferentes.
Parvathy considera que es crucial prestar atención a las competencias de comportamiento y evaluar a los candidatos en función de esas cualidades, junto con sus conocimientos técnicos.
"Si de verdad se quiere mejorar la diversidad y la inclusión en las organizaciones humanitarias, hay que incorporar a bordo a personas que tengan empatía y humanidad, y no sea sólo de boquilla", subrayó Parvathy.
Hablar con las mujeres
Por último, Parvathy subrayó la importancia de hablar directamente con las mujeres afectadas por el conflicto. Para poder evaluar realmente las necesidades de las mujeres, es importante tener acceso directo a ellas y no obtener información de terceros.
"Necesitamos saber si las mujeres quieren educar a sus hijas, obtener ingresos o disponer de mejores instalaciones sanitarias", explica Parvathy. Para ella, llegar a las mujeres, especialmente en países en conflicto, es esencial para tener una mejor perspectiva.