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Siete consejos para gestionar la presión durante negociaciones humanitarias

Por 7 de abril de 202217 de enero de 2023Todas las historias
Trípoli, campo de Beddawi. Intercambio con refugiados. Foto: CICR / Jordi RAICH

Negociar en el contexto de una emergencia humanitaria es un ejercicio complejo y delicado. Los negociadores humanitarios deben compaginar constantemente las exigencias de las distintas contrapartes, las solicitudes de los dirigentes de alto nivel, la falta de información, la sensación de urgencia, las amenazas contextuales y la incertidumbre, así como los dilemas y lo que está en juego en la propia negociación.

Se ha demostrado que cuando no se gestionan de forma adecuada, estos múltiples factores que ejercen presión sobre los profesionales humanitarios pueden tener repercusiones negativas en el proceso de negociación y en las personas implicadas. Ser capaz de lidiar con situaciones que ejercen presión ha pasado a ser una habilidad esencial no solo para los trabajadores humanitarios sobre el terreno, sino también para sus responsables y las organizaciones en general.

Para saber más sobre las herramientas disponibles para apoyar a los profesionales, el CCHN habló con Chamutal Afek Eitam, una profesional humanitaria, formadora, investigadora y experta en resiliencia.

Chamutal Afek EitamChamutal se ha desempeñado como profesional humanitaria durante más de veinte años, trabajando en lugares como Kosovo, Eritrea, Sri Lanka, Haití y la República Democrática del Congo. Desde 2019, es la Directora de Aprendizaje y del Proyecto de resiliencia basada en la contemplación en el Instituto Garrison Internacional, una organización de formación e investigación sin ánimo de lucro centrada en el bienestar y la resiliencia del personal humanitario. Actualmente, está finalizando su doctorado en Aprendizaje Organizativo, Evaluaciones y Ayuda Humanitaria. 

Chamutal compartió con nosotros algunos consejos esenciales para prepararse, gestionar y recuperarse de negociaciones de alta presión al tiempo que cuidamos de nuestro bienestar. Sigue leyendo y haz clic en cada encabezado para saber más.

A. Ser conscientes de nuestro estado de ánimo

Reconocer que estamos actuando bajo presión

"Como humanitarios, tendemos a vivir en un estado de lucha o huida constante, incluso cuando no estamos en peligro, y sufrimos una presión autoimpuesta", dice Chamutal. "Está científicamente demostrado que esto interfiere en nuestra capacidad de pensar de forma lógica".

La percepción de una amenaza (ya sea real o imaginaria) activa el sistema nervioso simpático y prepara al cuerpo para reaccionar. Aunque se trata de un gran mecanismo de supervivencia durante los momentos de máxima urgencia, vivir en un estado de alerta continuo puede ser agotador y perjudicial para el organismo.

Reconocer que en muchos casos nos autoimponemos el estado de "actuar bajo presión" es un primer paso crucial para manejarlo. Una vez que empezamos a tomarnos pequeñas pausas para respirar y resintonizarnos durante el día de forma intencional, la práctica se convertirá en algo natural y descubriremos que tenemos más control y elección sobre nuestras reacción ante situaciones difíciles. Al igual que ocurre al entrenar cualquier otro músculo, podemos entrenar la mente para reaccionar con conocimiento de causa en lugar de estar sujeto a las reacciones automáticas y fisiológicas del cuerpo.

Aceptar y procesar los pensamientos internos y externos, así como los procesos emocionales, es también la primera etapa para ser consciente, buscar el equilibrio y forjar relaciones, los pasos básicos para desarrollar nuestra resiliencia. Según esta secuencia, ser consciente es el requisito esencial para equilibrar nuestros comportamientos y actitudes y, en última instancia, para conectar con nuestro entorno y las personas.

Llegar al proceso de negociación como una hoja en blanco

"En el momento álgido de una emergencia, a pesar de ser conscientes de la importancia de la participación y el sentido de apropiación de las comunidades, los trabajadores humanitarios solemos llegar al terreno con un plan de acción concreto", dice Chamutal. "Sin embargo, al comenzar nuestro trabajo, nos encontramos con diferentes perspectivas u opiniones que hay que tener en cuenta y abordar y, aunque esto es de esperar, nos ralentiza. Esto es algo que puede crear resistencia o presión para una persona receptiva con una mentalidad orientada a tomar acción".

"Algunos de los procesos de negociación más duros que he tenido que manejar", dice Chamutal, "eran los que llevaba a cabo con la gente a la que quería ayudar". Cuando las comunidades locales no están de acuerdo con la respuesta que se está llevando a cabo, puede parecer que se choca contra un muro: las operaciones se retrasan, todo se detiene y hay que negociar un nuevo plan. Esto es particularmente difícil de aceptar para los trabajadores humanitarios que temen los retrasos operativos y el sufrimiento adicional de la comunidad y que, en consecuencia, pueden sentirse impotentes a la hora de manejar la situación.

"Enfrentarse a lo inesperado es duro. Se llega a una situación de emergencia con un plan detallado, pero también hay que estar preparado a nivel personal. Hay que entrar en el proceso de negociación como una hoja en blanco y una mente abierta".

"Al negociar utilizamos todos nuestros sentidos e instintos, incluso nuestra intuición. Cuando nos acercamosa nuestros interlocutores nos comunicamos verbalmente y no verbalmente. Para que esto ocurra, es necesario ser consciente de lo que nuestra mente y nuestro cuerpo están experimentando y señalando."

B. Crear el equilibrio

Dejar que las cosas se asienten

"Nuestra mente es como un globo de nieve: hay que dejar que las cosas se asienten por un momento para poder ver lo que pasa dentro", dice Chamutal. No podeos reflexionar con claridad si nos sentimos agitados constantemente.

Asegúrate de tomarte un momento de tranquilidad para ti mismo, para respirar y reflexionar sobre lo que ocurre en tu mente, ya sea al final de cada día o en cualquier momento que te sea posible. Este ejercicio puede hacerse en cualquier lugar —en el coche, en tu habitación, en la naturaleza— y solo te llevará unos minutos. Reúne tus pensamientos, reflexiona sobre tus emociones y dale sentido a lo que está sucediendo.

"Aprendí que es posible hacerlo en los contextos más complejos. Un buen amigo mío, Luke Atkinson, era lo que llamaríamos un tipo duro; no es el tipo de persona que uno esperaría que se preocupara por los consejos de salud mental. Y, sin embargo, fue él quien me enseñó que es necesario tomarse descansos y respirar, especialmente cuando estamos en plena acción. Cuando trabajábamos juntos y nos dirigíamos a algún destino, a veces nos deteníamos en el camino —en un bosque, junto al mar...— y nos tomábamos un momento. Siempre hay tiempo para hacerlo".

Respirar

Permitir que el oxígeno entre en el cuerpo activa el sistema nervioso parasimpático. En otras palabras, la respiración alivia la tensión muscular y calma el cuerpo.

"Esta es una buena técnica de respiración que utilizo sobre la marcha o cuando tengo poco tiempo. Es una herramienta útil para conseguir un estado mental relajado y claro rápidamente", dice Chamutal.

Siéntate en una posición cómoda y respira profundamente varias veces. Para empezar el ejercicio, cuenta "uno" al exhalar. La siguiente vez que exhales, cuenta "dos", "tres" y así hasta cinco. Si consigues llegar a cinco, vuelve a empezar el ejercicio. Si has perdido la cuenta o te has encontrado contando hasta ocho, once, veinte..., significa que tu mente ha divagado hacia otro lugar. En el momento en que tus pensamientos empiecen a divagar, comienza a contar de nuevo. Es un ejercicio tranquilizador que te ayudará a volver a centrarte.

(Nota: A lo largo de este ejercicio, sigue respirando de forma profunda, pero natural. Los números que estás contando no representan el número de segundos que debes exhalar; son solo una forma de mantener tu mente concentrada).

Encontrar un método que funcione para nosotros

"Cuando hablamos de autocuidado, pensamos inmediatamente en comer bien, hacer ejercicio, meditar... Pero incluso si cumplimos con estos requisitos, podemos seguir sintiéndonos mal", dice Chamutal.

Puede que no nos guste salir a correr, meditar o hacer yoga. Por otro lado, puede que nos sientamos más felices cuando trabajamos sobre el terreno apoyando a otras personas; o también puede que prosperemos en situaciones difíciles y de alta adrenalina. Esto forma parte de nuestra personalidad y nunca está mal.

"No hay una definición única de autocuidado. Yo prefiero pensar en el cuidado interior. Al final, todo se reduce a conocer y aceptar lo que funciona para ti y lo que es la forma correcta de facilitar el equilibrio en tu vida".

C. Forjar relaciones auténticas

Buscar un tiempo propio entre las "realidades"

Sea cual sea la forma que adoptemos, el cuidado interior debe ser continuo e, idealmente, empezar antes de que nuestro cuerpo empiece a sentirse tenso. Resulta igual de importante cuidarse durante los momentos de dificultad como cuando se está de permiso o después de una misión: rendiremos más y seremos más resistentes.

Cuando se acerca el final de nuestra misión, nos podemos asegurar de reservar una hora o incluso un día para nosotros antes de llegar a casa. Podemos utilizar este tiempo para desconectar de nuestro entorno de trabajo, hacer el balance de lo que hemos vivido antes de seguir adelante y reconocer lo que ha cambiado.

"Es un poco descarado —y por favor, no se lo digan a mi familia—, pero cuando me iba de permiso, solía volar de vuelta a casa uno o dos días antes sin decírselo a nadie", dice Chamutal.

Tomarse un tiempo entre misiones es igual de importante para el personal nacional que permanece en el país. Al terminar nuestro trabajo, no solo cambiamos de entorno físico; también nos movemos entre nuestra vida profesional y privada y necesitmos un tiempo entre medias para procesar. También podemos aprovechar este tiempo para decidir cómo y con quién vamos a compartir nuestros pensamientos y sentimientos.

Apoyarse en las herramientas y métodos desarrollados por los expertos

Científicos y expertos en psicología, sociología y las prácticas humanitarias llevan años investigando este tema y pueden aportar métodos eficaces para gestionar la presión, tanto a largo plazo como en los momentos de mayor intensidad.

La resiliencia basada en la contemplación es un programa desarrollado por los principales científicos sociales, psicólogos y trabajadores humanitarios del Instituto Garrison a través de estudios interdisciplinarios. "No se trata de sentarse en silencio durante largos periodos y cantar", explica Chamutal. "Se trata más bien de tomarse pequeños momentos durante el día para entrenar la mente y adquirir control sobre nuestras reacciones automáticas". Mediante el entrenamiento, los profesionales pueden mejorar su bienestar y desarrollar su resiliencia fisiológica y psicológica a la presión".

El Instituto Garrison se centra en las prácticas contemplativas preventivas. En otras palabras, el Instituto se centra el desarrollo de la conciencia y otras habilidades interpersonales mediante prácticas corporales y mentales laicas basadas en la investigación. El programa de la resiliencia basada en la contemplación se basa en la metodología "ser consciente, buscar el equilibrio y forjar relaciones" (la cual se describe más arriba) para ayudar a los profesionales humanitarios a ser más resistentes a la presión mediante la educación y las prácticas contemplativas.

Has aprendido algunos consejos útiles para gestionar la presión en las negociaciones humanitarias.
...¿Y ahora?

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    En el marco de sus actividades, CCHN organiza regularmente talleres para ayudarle a prepararse para las negociaciones de alta presión. Acompáñenos en el próximo taller: aprenderá de un criminólogo y un negociador de rehenes profesional los métodos para prepararse antes, mantener la calma durante y recuperarse después de la presión. Puede buscar las próximas fechas e inscribirse en el inglés o francés inglés o francés aquí.

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    Los profesionales humanitarios que completan uno de nuestros talleres sobre negociación humanitaria pasan a formar parte de la comunidad del CCHN, una red mundial de negociadores humanitarios reunidos por su experiencia en la negociación y su deseo de apoyar a sus colegas. Los miembros de nuestra comunidad tienen acceso a una amplia gama de actividades de negociación y desarrollo de capacidades, pero también a talleres y programas centrados en la gestión de la presión, el autocuidado y resiliencia en negociaciones de alto riesgo, como las mencionadas anteriormente. Inscríbete a uno de nuestros próximos talleres gratuitos y hazte miembro.