Óscar Sánchez Piñeiro es representante interino del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en Brasil.
Trabaja en el norte del país, en la frontera con Venezuela, hablando con refugiados y coordinando con distintas autoridades para negociar el acceso al país y abogar por mejores políticas migratorias.
Óscar se unió a la comunidad del CCHN en 2017. Es facilitador de talleres del CCHN y ha participado en numerosas conversaciones sobre la ayuda humanitaria a los refugiados.
¡Hola y bienvenido Óscar! Cuéntanos en qué estás trabajando actualmente.
Actualmente trabajo en el desarrollo de modelos predictivos, es decir, algoritmos que nos ayudan a anticipar las tendencias de desplazamiento.
Hemos desarrollado herramientas predictivas para evaluar, basándonos en Facebook, Twitter, radio y otras publicaciones de Venezuela, cuál es el probabilidad o no de que las personas se desplacen a la frontera con Brasil.
El algoritmo nos ayuda con la planificación de contingencias. Nos permite aumentar o reducir la capacidad de nuestros refugios en consecuencia.
Tu organización utiliza esta tecnología para atender mejor a las personas afectadas. ¿Existe algún riesgo?
Desgraciadamente, muchos países y autoridades regionales están utilizando estos algoritmos para poner restricciones o barreras a las personas que solicitan asilo.
Esto es muy preocupante porque los algoritmos tienen sesgos. Lo sabemos por otras experiencias, como la vigilancia policial o el seguimiento de la delincuencia.
Y el hecho de que en el desarrollo de estos algoritmos no se tengan en cuenta las cuestiones humanitarias y el derecho humanitario, incluido el derecho de los refugiados, supondrá una mayor complejidad a la hora de utilizarlos.
¿Por qué el personal humanitario debería interesarse en este tema?
El mundo avanza muy deprisa en estos ámbitos y si no te informas acerca de cómo funcionan estos modelos, no podrás ofrecer la protección necesaria a las personas a las que intentas asistir. Podemos utilizar estas tecnologías para el bien.
Por ejemplo, podemos desarrollar bots con inteligencia artificial para responder a las preguntas básicas de los refugiados en sus viajes por territorios peligrosos, o podemos utilizar la "arquitectura de la elección" (choice arquitecture) para asegurarnos de que seleccionan los mejores resultados de protección para ellos.
De nuevo, se trata de mejorar la forma en que ayudamos a la gente. En lugar de pedirles que visiten nuestros sitios web, que a veces no están al día o son difíciles de leer, deberíamos preguntarnos: ¿están en TikTok o Instagram? ¿Cómo podemos interactuar con la gente en esas plataformas? ¿Qué tipo de contenido sirve mejor? ¿Cómo transmitimos nuestro mensaje? Y, lo más importante, ¿cómo escuchamos las voces de las personas a las que intentamos asistir?
Es primordial que el personal humanitario interactúe con estas tecnologías y comprenda cómo funciona.
En tu trabajo sueles negociar el acceso y la mejora de las políticas. ¿Cómo puede el personal humanitario negociar con algoritmos?
Bueno, al igual que con cualquier negociación, es esencial prepararse. Como profesionales del sector humanitario, debemos ser capaces de comunicarnos con las autoridades que desarrollan estas herramientas. Tenemos que conocer cómo funcionan los algoritmos, sus sesgos y todos los errores que pueden heredar para negociar por las mismas cosas que siempre negociamos como el acceso, la asistencia humanitaria y el cumplimiento de los principios y el derecho internacional.
¿Qué te gustaría ver en el futuro?
Para mí, el siguiente paso es crear un pequeño grupo que elabore directrices y parámetros sobre la protección y la recopilación ética de datos. Con suerte, podremos hacerlo dentro de la comunidad del CCHN.