
Dada la complejidad de los conflictos armados actuales, la negociación humanitaria es una de las pocas formas de aplicar el Derecho Internacional Humanitario (DIH) sobre el terreno.
Si bien el DIH ofrece protección jurídica a los civiles, es mediante la negociación –basada en la confianza, la presencia y la persistencia– que el personal humanitario convierte las normas jurídicas en resultados tangibles.
En un webinario reciente organizado por el CCHN, especialistas y profesionales con vasta experiencia sobre el terreno compartieron cómo utilizar el DIH en las negociaciones humanitarias de forma estratégica.
Este artículo explora las ideas presentadas en el webinario, mostrando cómo el DIH puede apoyar el acceso, reforzar la protección y crear una base común para el diálogo con los actores del conflicto.
Utilizar el DIH en las negociaciones: Una base, no un remedio
El Derecho Internacional Humanitario ofrece un punto de partida para abrir el diálogo, incluso cuando las partes en conflicto no están familiarizadas con él o se muestran escépticas. Sin embargo, funciona mejor cuando quienes lideran las negociaciones adaptan la forma de presentarlo y aplicarlo.
Lo que funciona:
- Empezar con los principios en común. Tu contarparte podría comprender mejor el enfoque del DIH sobre la protección de los civiles y la reducción del sufrimiento si lo presentas desde una lente humanitaria.
- Presentar el DIH como neutral. Cuando presentes el DIH, exponlo como una herramienta que se aplica a todas las partes, no como un juicio o una amenaza. Enmarcarlo como neutral y humanitario en lugar de punitivo puede ayudarte a mantener un diálogo abierto.
- Utiliza la no reciprocidad a tu favor. Recuerda a las partes que el DIH se aplica independientemente de lo que hagan los demás. Esto puede ayudar a reforzar las obligaciones incluso en situaciones tensas.

Jonathan Somer, Asesor Jurídico, Cruz Roja Danesa
"Debemos utilizar las Convenciones de Ginebra para orientar nuestro argumento, sin presentarlas como una imposición".
Dicho de otro modo, el papel del derecho internacional humanitario en las negociaciones humanitarias es actuar como brújula y como una herramienta para entablar un diálogo.
Puedes utilizarlo para justificar el acceso, abogar por la protección y fomentar la moderación, siempre y cuando lo adaptes a tu contraparte.
El DIH como parche y goma elástica
El DIH no lo resuelve todo, pero, en las negociaciones humanitarias, puede ofrecer tanto estructura como flexibilidad.
Algo así como:

Reconocer esta doble naturaleza puede ayudarte a ser realista y a adaptarte; se trata de encontrar un enfoque práctico, no soluciones perfectas.
Generar confianza antes de exigir soluciones para negociar la protección
Uno de los aspectos más difíciles en las negociaciones humanitarias es plantear cuestiones de protección, especialmente en entornos politizados. Los argumentos jurídicos por sí mismos rara vez son eficaces; lo importante es cómo se presentan.
Los especialistas destacan que cuando se trata de hablar sobre la protección, es más fructífero generar confianza primero. En lugar de señalar violaciones o dar definiciones jurídicas, intenta fundamentar el diálogo en las consecuencias humanitarias de las medidas adoptadas por tu contraparte.
Por ejemplo, si debes hablar sobre ataques a infraestructuras civiles, menciona la repercusión en las familias, las escuelas y el acceso al agua potable primero. Más adelante, podrás vincularlo con las disposiciones pertinentes del DIH.
Estrategias que funcionan:
- Adapta tu enfoque. Lo que funciona en un país no lo hará en otro. Es importante comprende el contexto político, cultural y social local antes de comenzar a dialogar.
- Genera confianza primero. Un enfoque de colaboración y resolución de problemas abre más puertas que las acusaciones.
- Evite culpar a los demás. Céntrate en la repercusión de las medidas para mantener un diálogo abierto.
- Utiliza el acceso como punto de partida. Negociar el acceso al agua, los alimentos o los servicios sanitarios puede conducir de forma natural a hablar sobre la protección.
- Básate en datos. Utiliza patrones en lugar de incidentes aislados. Señalar tendencias permite tener una conversación más objetiva y menos polémica, lo que puede reducir una actitud a la defensiva y abrir un espacio para encontrar soluciones.
Trabajar con grupos armados y autoridades de facto
Muchos profesionales humanitarios se preguntan: ¿Se puede negociar con grupos armados no estatales en el marco del DIH?
Sí, se puede y, a menudo, se debe. El DIH se aplica a todas las partes en un conflicto armado, incluidos los grupos armados no estatales y las autoridades de facto. Pero negociar con ellos requiere tacto, especialmente cuando existen limitaciones jurídicas o políticas.
Es posible que te enfrentes a obstáculos como:
- Conocimiento limitado del DIH por parte de un grupo o sospechas sobre su finalidad.
- Temor a que el cumplimiento del DIH indique debilidad o pérdida de control.
- Restricciones externas como sanciones o leyes antiterroristas.
En la práctica, quienes cuentan con varios años de experiencia de negociación utilizan varias estrategias para superar estos retos:
- Anclar el diálogo en valores humanitarios que puedan tener en común, no en la política.
- Recurrir a intermediarios de confianza, como líderes comunitarios o figuras religiosas.
- Enmarcar el DIH en términos que sean pertinentes para la cultura local, como obligaciones morales o normas culturales.
- Destacar los beneficios mutuos, como la forma en que la protección de los civiles puede mejorar la disciplina o la confianza de la comunidad.
Ejemplo del Sahel
Inicialmente, un grupo armado rechazó las referencias a las Convenciones de Ginebra por considerarlas parte de intereses occidentales. Una negociadora humanitaria recurrió en su lugar a un líder religioso local, que invocó las enseñanzas islámicas sobre la santidad de la vida y la protección de mujeres y niños. El grupo aceptó un alto el fuego temporal para permitir la evacuación de civiles, no como respuesta a la presión jurídica, sino porque el argumento se formuló en términos que reconocían y respetaban.
Aunque los marcos jurídicos guían la conversación, tener en cuenta la cultura local y forjar relaciones son los factores que suelen hacer la diferencia.
Vincular las normas jurídicas y la realidad sobre el terreno
Convertir los marcos jurídicos en un diálogo constructivo en el terreno es uno de los aspectos más difíciles de las negociaciones humanitarias. Una conversación exitosa depende a menudo de lo bien que se traduzcan los principios jurídico en términos comprensibles y pertinentes para la comunidad local.

A muchos actores humanitarios les resulta útil partir de valores comunes arraigados en la religión, la tradición o la ética, los cuales suelen reflejar las salvaguardas del DIH, como la protección de los niños, el tratamiento de los heridos o el respeto a los muertos.
Si te enfrentas a posibles violaciones del DIH, intenta abordarlas con empatía y claridad. En lugar de acusar a un grupo de no respetar el derecho internacional, describe las consecuencias de sus acciones y pregunta si estas se ajustan a sus valores u objetivos. Esto puede abrir la puerta al cambio, incluso sin mecanismos formales para aplicar la ley.
Hacer de la protección algo tangible
La protección nunca es fácil, pero es posible. Quienes negocian en el terreno están encontrando formas de marcar la diferencia al obtener acceso, reducir los daños y reforzar el respeto por los civiles, incluso en los entornos más inestables.
Una de las formas más eficaces de entender lo que significa la protección es también la más sencilla: basta con preguntar. Cuando quienes trabajan en el terreno hablan con las personas afectadas y les preguntan: "¿Qué les haría sentirse más seguros?", las respuestas suelen ser contundentes y profundamente humanas.
Estas ideas no sólo dan forma a la programación, sino que ofrecen el lenguaje más convincente para utilizar en la mesa de negociación. Cuando la protección se basa en la experiencia vivida, los marcos jurídicos se convierten en algo más que normas abstractas: se vuelven herramientas para un cambio real y pertinente.
Recuerda...
Quienes conducen las negociaciones más eficaces saben que el derecho por sí solo no basta. Lo que importa es cómo se utiliza como parte de una estrategia más amplia basada en la empatía, la adaptabilidad y la persistencia.
Aquí tienes algunas lecciones finales para llevar contigo:
- El DIH es una brújula, no un arma; orienta, pero no dicta.
- Las relaciones son importantes; la confianza es el punto de partida de un diálogo serio.
- El progreso es gradual; las pequeñas victorias se suman con el tiempo.
- El arraigo local aumenta la credibilidad; conectar el DIH con las normas locales mejora la aceptación.
- La claridad crea espacio; un lenguaje sencillo y honesto evita malentendidos.
A medida que los retos humanitarios siguen evolucionando, también debe hacerlo la forma en que utilizamos el DIH en las negociaciones humanitarias. ¡Ánimo!